Muchos clientes nos preguntan como es posible que puedan pilotar una moto de agua si no tienen los permisos necesarios para ello y no se han examinado. La respuesta está en que nuestras excursiones en moto de agua se realizan con monitores expertos, de modo que la ley autoriza así a que puedan pilotarse estas motos por parte de personas sin permiso. Todo bajo la supervisión del profesional y previa firma de la aceptación de responsabilidades.
El cliente se compromete en todo momento a seguir las instrucción del monitor. Esta es la garantía de que todo irá bien y de que no habrá problemas. Pero no te preocupes, tener un monitor no quiere decir tener una suerte de señorita Rottenmeier que trate de acabar con toda la diversión.
Nada más lejos de la realidad. Nuestros monitores están entrenados exactamente para todo lo contrario, para conseguir que os divirtáis al máximo pero sin riesgo y con las correspondientes medidas de seguridad para que todo transcurra en un ambiente controlado.
Por eso, antes de comenzar la actividad os darán una pequeña charla en la que os explicarán las normas básicas que hay que cumplir y que no van a interferir en la diversión en absoluto. También os enseñarán el manejo básico de la moto de agua.
Ya en el agua, sigue las reglas
Aunque sientas que tras unos minutos pilotando tu moto de agua ya eres todo un experto, esto no te exime de cumplir con las normas y de seguir las indicaciones de los monitores. Piensa que ellos saben muy bien cómo responden las motos y si te dicen que mejor no hagas algo, no es para privarte de una experiencia fantástica, sino para evitarte un mal momento o un riesgo innecesario.
En cualquier caso, el 99% de las indicaciones de los monitores estarán pensadas para ayudaros a obtener el máximo partido de vuestra moto de agua. Incluso para picaros para que corráis un poco más u os atreváis con alguna maniobra que puede parecer digna de un profesional pero que podéis intentar realizar.
Los juegos y competiciones siempre están pensados para que todo el mundo se divierta y nadie se sienta inseguro o en riesgo. Por eso no son obligatorios y si tu rollo es pilotar tranquilamente y ver el paisaje, eso es lo que vas a hacer. Se trata de que cuando se apaguen los motores, todo el mundo tenga en el rostro una sonrisa de satisfacción.